Reflexión sobre mi profesión
Soy licenciada en Filosofía,
comencé a impartir clases desde que hice mi servicio social, hace 10 años;
evidentemente podía cumplir con este requisito realizando otras actividades,
pero ninguna de ellas me llamaba la atención, además como estudiante de Filosofía
siempre estuve consciente que el campo laboral se restringía casi
exclusivamente a la docencia, por ello me pareció buena opción lo de dar clases
cuanto antes. Considero que el ser profesor es una actividad muy noble y
sumamente importante; como profesora tengo un compromiso pleno con cada uno de
mis alumnos, además de una fuerte responsabilidad para con la juventud. El
impartir clases a nivel medio superior significa que los jóvenes aún son
materia moldeable y se pueden fomentar en ellos varios valores y hábitos
positivos. Además creo que es el momento en donde se forma el carácter del
hombre adulto, por ello es importantísimo trabajar con los jóvenes de este
nivel.
Actualmente imparto clases en
Colegio de Bachilleres, en el Distrito Federal, lo hago porque estoy convencida
de que es mi mejor aportación a la sociedad, además hago muy bien mi trabajo y
me encanta el trato con lo jóvenes. Estoy segura de que lo que
necesitamos como nación es educación, sólo la educación formará sociedades libres;
y como decía Pitágoras: “educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”.
Mi interés como humanista es
formar gente crítica que pueda tener un panorama más amplio de la vida y se
forme su propio criterio sobre las cosas que vea o lea. Sé que el medio en el
que se desenvuelven nuestros jóvenes a veces
no ayuda a lograr el objetivo antes planeado, pero a pesar de ello
nosotros insistimos y rescatamos al mayor número de alumnos que se pueda.